lunes, 21 de febrero de 2011

Lunes 21 de febrero de 2011

Cuando alguien que ama el arte muere es como si una puerta quedara abierta, dentro se vulnerara una armonía estable y entrara una corriente fría. El espacio que ocupábamos todos pierde calor, queda algo desangelado. Ojalá hoy en algún lugar esté naciendo alguien que finalmente nos resulte tan próximo, que se apasione al hablar de poesía como lo hacía él. Para los que no creemos en vidas postreras es mayor la sensación de vacío. Sí queda, sin embargo, la obra del poeta.

1 comentario:

  1. Pero tu sangre,

    escarchada de azúcar

    cebolla y hambre.


    (Miguel Hernández)

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