miércoles, 3 de agosto de 2011

Miercoles 3 de agosto

Puede que fuera muy de mañana. El arrullo del agua que corre y mis sandalias que quiebran el manto seco del bosque. Coníferas. En el pecho, expectante, un sentimiento que pugna por ser, definir mi estado. En ese instante el frescor de la mañana me arropa como un embozo suave, agradable y antiguo. Ese sentimiento no mencionado quizá sea gratitud. Al llegar al paraje que busca mi recuerdo las aguas del arrollo conforman un estanque, se calman, paran, se funden con un todo y pienso en las religiones de la India y en ese estado benéfico que me sugiere la meditación que nunca practiqué. Allí, en mitad del agua, en el centro de ese todo calmado, está ella, pero no sé quien es. Algunas aves trinan.