... no sé si sería deseable que la libertad de mi
pensamiento no fuera premonitoria pues no hago otra cosa que pensar en la
muerte, concretamente en mi propia muerte. Recientemente he viajado haciendo
uso de varios vuelos y tan intensa ha sido esta sensación que me he llegado a sentir
culpable. Sin ningún miedo, en cada uno de los trayectos fui consciente de que de
un momento a otro se desencadenaría mi fin, cosa que finalmente no aconteció. Me
agobiaba ciertamente que las personas que me acompañaban participaran de mi
certeza, felizmente para ellos devenida ilusoria. Lo cierto es que de un tiempo
a esta parte mi mente trae mi final al pensamiento tan recurrentemente que
pudiera parecer enfermizo, sin embargo afronto esta evocación con placentera
disposición, sin tragedias, e investido de una placidez que, a pesar de mi
nombre, es desconocida en mí. Me faltan mil cosas que hacer en esta vida que sé
única, y sin embargo no me agobia ni apremia abandonarla. Eso sí, tampoco tengo
prisas, cuando una mezcla de azar y biología lo disponga aquí estará mi cuerpo
y una breve y anodina historia habrá quedado incompleta, qué más da…
lunes, 18 de noviembre de 2013
viernes, 15 de noviembre de 2013
Viernes, 15 de diciembre de 2013
¿Quién
eres? Muéstrate ante mí, que yo pueda verte, echarte, pegarte, tirarte al váter
y, a mi vez, tirar de la cadena. Parece que no hay duda, eres un personaje de
novela. Pero ¿qué novela? Deja de atormentarme, sal de mi cabeza —como diría
Jero Romero: puedes salir por donde pone entrar—. Todos queremos existir, pero
en serio te lo digo, busca a alguien que realmente te pueda dar vida, mi pluma
te arrastraría por un fango oscuro que es mejor no conocer, por una desnudez
que quizá no estés dispuesto a mostrar. Es cierto que en otro tiempo te podría haber
hecho vivir aventuras culminadas por sonrisas repletas de dientes blanquísimos
y elipses pronunciadísimas. No es este tiempo. No me atormentes. Te intuyo como
yo, con tu mirada verde y el entrecejo descuidado —de vez en cuando deberías
proponer a Isabel que con su pericia y sus pinzas dignificara la imagen de tu
rostro—, sé que yo, en mi bisoñez, te construiría pequeño. Aunque no con un
aspecto del todo desagradable sí con tu escasa estatura, tu pobreza de miras y cierto
gusto por la ropa desenfadada. De verdad huye, empezaría a escarbar, arrancarte
cada prenda que te abriga, cada capa de temor que te cubre. No te muestres, haz
algo útil con tu cobardía, eres un hombre hecho a semejanza de un dios
igualmente cobarde. Creo adivinar cierta propensión a la desmedida
autoflagelación. Déjame en paz, por favor. Sal de ahí. Márchate. Déjame. Déjame
ser sin ti.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Miércoles, 13 de noviembre de 2013
… este sol se pasea por mi noviembre con tórrida desfachatez y con su calor remueve en mi sangre resquicios de antepasados bereberes de que me compongo; me agrada ser África. Otro día danzaré rogando a los dioses por la lluvia y les contaré el bien que hizo a mi persona el descender, entre otros miles, de gente con la piel tan roja, pues soy sabedor de que en la mezcla está mi perfección…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)