viernes, 15 de noviembre de 2013

Viernes, 15 de diciembre de 2013

¿Quién eres? Muéstrate ante mí, que yo pueda verte, echarte, pegarte, tirarte al váter y, a mi vez, tirar de la cadena. Parece que no hay duda, eres un personaje de novela. Pero ¿qué novela? Deja de atormentarme, sal de mi cabeza —como diría Jero Romero: puedes salir por donde pone entrar—. Todos queremos existir, pero en serio te lo digo, busca a alguien que realmente te pueda dar vida, mi pluma te arrastraría por un fango oscuro que es mejor no conocer, por una desnudez que quizá no estés dispuesto a mostrar. Es cierto que en otro tiempo te podría haber hecho vivir aventuras culminadas por sonrisas repletas de dientes blanquísimos y elipses pronunciadísimas. No es este tiempo. No me atormentes. Te intuyo como yo, con tu mirada verde y el entrecejo descuidado —de vez en cuando deberías proponer a Isabel que con su pericia y sus pinzas dignificara la imagen de tu rostro—, sé que yo, en mi bisoñez, te construiría pequeño. Aunque no con un aspecto del todo desagradable sí con tu escasa estatura, tu pobreza de miras y cierto gusto por la ropa desenfadada. De verdad huye, empezaría a escarbar, arrancarte cada prenda que te abriga, cada capa de temor que te cubre. No te muestres, haz algo útil con tu cobardía, eres un hombre hecho a semejanza de un dios igualmente cobarde. Creo adivinar cierta propensión a la desmedida autoflagelación. Déjame en paz, por favor. Sal de ahí. Márchate. Déjame. Déjame ser sin ti.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario