... no sé si sería deseable que la libertad de mi
pensamiento no fuera premonitoria pues no hago otra cosa que pensar en la
muerte, concretamente en mi propia muerte. Recientemente he viajado haciendo
uso de varios vuelos y tan intensa ha sido esta sensación que me he llegado a sentir
culpable. Sin ningún miedo, en cada uno de los trayectos fui consciente de que de
un momento a otro se desencadenaría mi fin, cosa que finalmente no aconteció. Me
agobiaba ciertamente que las personas que me acompañaban participaran de mi
certeza, felizmente para ellos devenida ilusoria. Lo cierto es que de un tiempo
a esta parte mi mente trae mi final al pensamiento tan recurrentemente que
pudiera parecer enfermizo, sin embargo afronto esta evocación con placentera
disposición, sin tragedias, e investido de una placidez que, a pesar de mi
nombre, es desconocida en mí. Me faltan mil cosas que hacer en esta vida que sé
única, y sin embargo no me agobia ni apremia abandonarla. Eso sí, tampoco tengo
prisas, cuando una mezcla de azar y biología lo disponga aquí estará mi cuerpo
y una breve y anodina historia habrá quedado incompleta, qué más da…
No hay comentarios:
Publicar un comentario