jueves, 23 de diciembre de 2010

Jueves 23 de diciembre de 2010

            Me resultó agradable sentir el frío intenso al caminar. Temerario o intrépido bajar del coche, abandonando el abrigo en el asiento del copiloto, con un jersey de escaso grosor. Sentía el empuje de un viento gélido en el pecho, en los dedos de la mano. Andaba con paso firme, resuelto, recreado en la idea de estar conmigo, acompañado de mi propia fuerza, solo. He decidido en esta mañana fría ponerme en valor, apostar por mí hasta la última de mis monedas. He imaginado la rojez de mi nariz y pómulos al entrar en un edificio cálido. La cabeza alta, la mirada al frente, conmigo, solo, confortado. Soy ese hombre admirado por mi mismo, he recuperado mi nombre.

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