martes, 21 de diciembre de 2010

Martes 21 de diciembre de 2010

Recuerdo con exactitud el día que decidí cambiar el rumbo de mi vida. Todo lo que me acontecía, mis intereses, mis sentimientos, mis sentidos, todo era convulso. Tanto que, viviendo en Villasperanza del Valle, no había reparado en la noticia del día. Fue luego, en una radio de difusión nacional, donde la oí. Algo que pasaba en mi ciudad y que me había pasado inadvertido alcanzaba tal repercusión que llegaba a los boletines informativos de ámbito nacional. Mientras, yo me lamentaba, encogido en un rincón, de mi escasa capacidad para afrontar la realidad.
Por eso recuerdo el día, por que el instante en que se encendió la luz en mi cabeza coincidió con el momento en que los bomberos desalojaban a aquella familia que había quedado atrapada por las fuertes lluvias en su domicilio; se habían inundado varias calles y aquella vivienda… pero ustedes conocen la historia.
Lo cierto es que ese día decidí ser feliz, alguien me había sugerido que para ser feliz sólo es preciso creer que se es. Nada más. Para empezar cambié de indumentaria, de vehículo, cambie de domicilio, hasta de ciudad, cambié también mi forma de ser, tuve la brillante idea de, en todas las referencias posibles, cambiar mi nombre de pila por el de Félix… pero no quiero molestarlos, ustedes conocen ya la historia.

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